Que tu mirada deje de susurrar,
niña de canela,
de azúcar morena,
que me perdones mis silencios
y la ingenuidad que me atraviesa.
No te eleves más,
te pido en ruego,
que tus olas están repletas de sal.
Yo te traía rosas,
¿Las puedo cocinar?
Que tu mirada deje de susurrar,
niña de canela,
de azúcar morena,
que me perdones mis silencios
y la ingenuidad que me atraviesa.
No te eleves más,
te pido en ruego,
que tus olas están repletas de sal.
Yo te traía rosas,
¿Las puedo cocinar?