Para: Letitia G. Pérez y Lowe
No habrán mañanas sin pensarte,
sin que te dedique mis pensamientos
y, como hoy, un par de versos.
Dentro de mí, vives.
Te extraño del día a la noche
pero más mi añoranza crece
en cada cumpleaños.
Retornas a mí en memorias,
escucho tu voz, tus cantos,
y sonrío al verte feliz
por cantar tu mítica canción.
Ignoro su historia,
cómo es que la aprendiste
y cómo yo es que llegué hasta ella.
Lo que sé, es que también amo cantarla.
Mientras te escribo,
me atraviesa el consuelo,
porque ahora cantarán los cinco
como por tanto lo deseaste,
en tu próximo cumpleaños,
el once de diciembre.
Te adelanto la felicitación, abuelita,
aquí seguiremos cantando
para volverte a ver.
Apaga las velas, soplando el pastel.