Mi corazón está aflicto,
lleno de espinas en su centro
y los escalofríos reclaman su pedimento.
Firmo papeleos con la muerte,
a quien le traspasaré este dolor
y mis deseos por seguir viviendo;
una buena compradora, al parecer.
Este infortunio no me enseña,
no me sorprende,
no me mortifica,
este infortunio me apresura.
Corro contra el reloj,
corro contra el tiempo,
de ventaja
me lleva año y medio.
¿Cómo pedirle tiempo al tiempo?
Sí para el,
ya no soy un minutero.