Procuré,
por tantos años,
una imagen para admirar,
una vida como la mía
para emerger con seguridad
de mis penumbras.
Velé por seres ajenos,
seres desconocedores de mí,
ignorantes de lo que viví.
Admiré y amé,
por breves instantes perduré.
Busqué y busqué
ese sentido de pertenencia,
de entendimiento, de estabilidad.
Busqué y busqué
sin percatarme,
que todo aquello que buscaba,
lo tenía dentro de mí.
Gradualmente
me convierto en lo que soñaba ser,
me vuelvo mis pensamientos,
mis propósitos y mis méritos propios.
Trasciendo mis visiones en realidad,
no mantengo quieto este rebelde corazón,
no sucumbo a la conformidad
ni dejo que mis complejos me rijan un día más.
Hoy me admiro,
hoy me basto.