En esta balanza
pondera más la ajenidad
que los méritos propios.
La vital relevancia de intermediarios
atentos a mis acciones subsecuentes;
tienen descontento personal.
Me siento
observada,
juzgada,
rechazada
y desentendida.
Me siento lejana,
sin sintonía.
Me saturo de cuestiones:
¿por qué yo y no ellos?
¿Por qué no se miran al espejo?
¿Por qué peso más y ellos menos?
¿Por qué para ellos soy un reflejo?
Hay murmullos a mis espaldas
que fatigan mis ambiciones y fantasías,
murmullos de desilusión
y de quebrantadas expectativas.
Yo soy un océano en su mirar,
desean que me embarque en aguas pasivas
pero yo deseo atragantarme en las olas.
Yo no busco la facilidad,
quiero mi felicidad.