Tengo las manos calcinadas
de tanto raspar búsquedas,
de tanto raspar este futuro
que carece de claridad.
He sangrado mis nudillos
en espera de ver mi reflejo,
pero mis lágrimas siguen empañando
cada fuerte frotar.
Me pregunto sí este mineral
se esfumará entre mis dedos
de tanta presión ejercida
o será tan brillante como los cielos
en pleno verano,
en la luz de mis días.
Me pregunto si mis sueños
valen más que esta tensión.
Me pregunto si esta espera será eterna
o si necesito encontrar otra profesión.
De lo que no me agoto
es de raspar mis sueños,
porque desistir de ellos
sería desistir de mí.