El arrepentimiento vive en tu mirada
noto ese deseo de sentirte en casa
y no caer en tentaciones del pasado;
allá, cerca de la frontera,
el frío cala en este pre-invierno.
Tus ojos negros detonan tristeza,
deudas personales y añoranza;
aquellos ojos, que a lo lejos veo,
muestran a tu orgullo rendido
y el remordimiento del egoísmo.
Nos miramos,
estamos, pero distantes,
ajenos, indiferentes;
estamos, pero no nos vemos.
No nos conocemos.
Yo, con este carcomer de cuestiones,
puedo gritarte cuánto me hiciste falta;
tú te excusarás con la famosa réplica
hay cosas que prefiero desconozcas.
Has forjado tu propio destino,
cosechaste frutos a cuestas nuestras
y hoy se te pudre la comida
porque no tienes con quien compartirla.
Por fortuna,
sé de qué aires provengo,
pero ahí, en el norte,
no pertenezco.