Desde que comencé la lectura del libro de Carmen Saucedo
titulado "El diario de Mariana" me atrapó completamente. La vida en
México en la época colonial parecía fantástica... Parecía, porque claramente, y
por fortuna, esto es el siglo XXI. Sin embargo, es una historia que te pone a
pensar en cómo los individuos, y más que nada como mujer, estamos hechos en
cuanto a valores, nuestras raíces y costumbres, el por qué de actuar de muchas
de nosotras. Si bien es una historia verídica vivida en otro continente, las
mujeres alrededor del mundo no somos tan diferentes.
Mariana no deseaba casarse con un joven llamado Mateo, mucho
menos quedarse a solas con un joven como él. A pesar de no quererlo ella tuvo
una pequeña ilusión porque sus padres preferían que, por ser una familia de
buen ingreso, se casara con alguien igual para prevalecer la herencia familiar
en buenas manos. Pero las cosas no son tan bellas como te las pintan, la
desilusión de Mariana vino al enterarse de que dicho muchacho prefería su
fortuna más que su persona, más que ser mujer.
Algo que muy pocas mujeres logran hacer es liberarse de sus
ataduras o cadenas que otros te interponen. Tal el caso de lo único envidiable
que tengo por Mariana, el haber conocido a una maravillosa mujer y ejemplo para
muchas, Sor Juana Inés de la Cruz.
Envidio la oportunidad que tuvo de no sólo coincidir en el
mismo momento de vida, también el hecho de conocerla en el convento donde ella
yacía. Esa mujer es más que digna de admirar y muchas mujeres deberíamos tomar
su fortaleza en nuestra vida cotidiana, no ser como ella pero no olvidar que
también valemos como mujeres. La valentía que ella tuvo ante las cuestiones de
la sociedad para con sus escritos e ideas es digno de admirar y reconocer. No
todas las personas se mantienen firmes y enfocada a pesar de las críticas de los
demás.
La sociedad se compone, desde épocas más atrás, de los
comentarios de los otros, de apariencias inciertas y falsas, de juicios y
críticas que podían impedirte destacar en sociedad y que banal me resulta. Si
yo hubiese nacido y vivido en una época así, seguramente me hubiese revelado
porque no es posible tener un pensamiento tan pobre como el que los demás
decidan quien serás.
Ese es el mayor problema que tenemos como mujeres pero hay
uno mucho más arriba de este, el querer destruirnos y menos apreciarnos entre
nosotras, de inventar chismes para desvalijar a otros, de restarle valor a
quienes pensamos son mejores que uno pero no es así. Pienso que uno mismo se
quita su fortaleza pensando y actuando así. Puedo tener este pensamiento de
libertad e ideas feministas sobre la sociedad como anteriormente mencioné pero
también, muy en mi interior, temo que hablen mal de mi.
― Detén la lectura, Monique.
Alcé la mirada ante las palabras del profesor de literatura.
Me sorprende que tengamos que leer tan lentamente los libros del programa del
bachillerato, o quizá yo soy el problema por devorarlos debido a mi pasión con
a lectura. Disfruto demasiado de descubrir nuevas vidas entre letras.
―Del fragmento que acabamos de leer, ¿Cómo explican lo que
Mariana siente? Sr. Loan
―¿Sí?
―¿Usted que piensa con lo que acabamos de leer sobre el
vacío del corazón?
―Para mí es un arrepentimiento... Porque vivirá siempre en
el vacío de no atreverse a la conversación de algo nuevo por miedo.
―Nada mal... ¿Camille? ¿Quieres compartir tu visión?
―Ahm... Pienso que ella no tenía muy en claro lo que quería
para sí misma porque... Ella habla sobre el sentimiento de inocencia ante la
curiosidad de alguien que, para sus ojos, es completamente diferente a quienes
le aplauden sus encantos. Mariana tiene un sentimiento de querer conocer, sin
embargo, jamás se atreve a hacerlo y pienso que es porque prefiere olvidarse de
lo diferente y enfocarse a lo que es mejor para la época y, tristemente, lo que
seguimos repitiendo en la actualidad, la atención de lo cotidiano por miedo al
fracaso.
―Excelente punto Camille, muy bueno.
Siempre he destacado en esta clase más que en las demás y
más que nada por la pasión que previamente comenté que tengo hacia los libros y
el conocimiento de nuevas ideas e historias. Mis compañeros no son groseros
conmigo por ser una tipo nerd en clases, pienso que se debe a que jamás he sido
soberbia con el tema.
―¿Alguien podría mencionarme un punto de comparación sobre
el caso de Mariana con el de nuestro anterior libro, "La princesa de
Clevés" de Madame de La Fayette? La relación comparativa con los flechazos.
El silencio quebrantó en la habitación, ninguna mano arriba
estaba dispuesta a relucir los pensamientos ocultos de las mentes a mi
alrededor. Para poder dar una opinión lo bastante crítica y correcta de la
cuestión del profesor, debían conocerse ambas historias a la perfección, y por
fortuna yo lo hacía.
"La princesa de Clevés" narra la historia de esa
misma joven quien obtiene aquel nombre y título por el casamiento que tuvo con
el príncipe de Clevés, de quien no está ni un poco enamorada, pero él sí de
ella. Con el tiempo, ella conoce al Duque de Nemours, ambos caen perdidamente
enamorados del otro sin siquiera conocerse. Es ahí donde me percaté que el
mundo vive de ilusiones ante lo que ve sin importarle el resto hasta que es
demasiado tarde. En general, tendemos a fijarnos en lo físico sin tomar en
cuenta lo que es un ser como persona, algo que debería ir antes. Retomando el
tema, aquellos enamorados y amantes no terminan juntos, primero que nada por la
muerte del príncipe gracias a los celos, y también por ella, quien fallece.
Puede que hubiese destello pero no suficiente tiempo.
Opté por levantar la mano y mencionar lo que rondaba por mi
mente, acto que logró conmover al profesor por mi constante gusto en participar
sobre la resolución de opiniones.
―Ambos tienen fines distintos. Por ejemplo, Mariana tiene un
"intento" de flechazo con alguien a quien sólo ha visto un par de
ocasiones, tiene una atracción y sin embargo no hace un movimiento para
recalcarse sí eso hubiese sido un encuentro con el amor de su vida. Por otro
lado, la princesa toma el riesgo porque ella siguió lo que dictaba su corazón a
pesar de las complicaciones, a pesar de saber que, moralmente, no era correcto.
Pienso que la princesa tuvo más valentía que Mariana, se quiso más así misma
aunque no pudiere quedarse con el duque. Sólo en eso ellas comparten algo, en
el final de no obtener algo que anhelaban, un poco de felicidad.
―Buena interpretación Camille. ¿Alguien más que desee
compartir su punto? ¿Sí, Solenne?
―Coincido con el punto de Camille, solamente difiero en lo
último. Capas Mariana se quería más que la princesa porque ella, por mucho que
quisiera experimentar algo nuevo, sabía a donde pertenecía y lo que era
correcto.
―Pero eso es mediocre... ―contesté a velocidad, me sorprendí
con lo que ella mencionó y no me guardé las ganas de callarme.―¿Cómo puedes
estancarte en eso y no arriesgarte a lo nuevo? La vida se trata de la toma de
decisiones y riesgos, ella te pone obstáculos, no te estanca en una idea
ficticia por miedo a ir más allá. Eso es limitarte a ti misma.
―Chicas, chicas, ambos puntos están bien, ¿Les parece si
continuamos con la letura?
El profesor intervino ante nuestra pequeña discusión/debate
y continuamos con los demás fragmentos del libro hasta que sonó la campana del
almuerzo. Compartía clases con algunas de mi grupo social, dos de ellas
coincidían conmigo en lengua y literatura, más nos reuníamos siempre en el
almuerzo y salida para "platicar" sobre las cosas de nuestras vidas.
Claro que, con el pensamiento e idealismo que tengo, la gran parte del tiempo
me limitaba a escuchar.
No me molestan las pláticas que normalmente tenemos, de
hecho me hacen sentir normal conmigo misma aunque a veces me harte del
pensamiento tan limitado de ellas. Siempre he sentido que hay algo diferente en
mí, pero es algo que ni yo sé qué es, no tengo en claro que es lo que me falta
o que es lo que me hace sentir así. Aquellos pensamientos que torturan mi mente
en ocasiones se disipan o se hacen más fuertes cuando hablamos sobre chicos.
―Pero, te lo juro. Amélie me lo dijo. Ella prefiere mil
veces a tener aventuras con quien se le cruce a tener que involucrarse
sentimentalmente sólo con uno.
―Vale pero hablamos de ti Aline, ¿Tú que prefieres? ¿Tener
igual el campo abierto?
―¡Por supuesto, Dorine! Así no te metes en líos por querer
pasarla rico. Además, asi sólo te preocupas con quien pasar el rato y no en qué
regalarás el siguiente mes.
―Aline, eres una sucia y loca.
―Tal vez Naomie, pero no tanto como Camille.
―¿Qué? ¿Yo qué hice?―repliqué desentendiendo el tema y
finalidad del asunto. Estaba tan sumergida en mis pensamientos que perdí el
ritmo de la conversación.
―Por favor, hazte la tonta. Si ya hemos visto las miradas
que te echas con Isaac. Es que es más que obvio que se gustan.
―Más bien que yo le gusto, él a mi no.
―¿De qué vas Camille? Mira, deberías hablarle... Aunque sino
lo haces, yo puedo consolarlo.
―Calladas... ―mencionó Naomie sin azar la mirada, tan
cuidadora y ágil como siempre.― Él viene para acá, así que cambien el tema.
Todas rápidamente cambiaron sus posturas y comenzaron a
hablar sobre el pasado fin de semana cuando Dorine y Aline fueron de compras
antes de irse a un concierto de música electrónica. No soy muy fan de ese tipo
de música, me agrada pero no es lo que escucharía todo el tiempo, no me es una
creación profunda.
―Ustedes están locas por sentarse tan cerca de la barra de
la cafetería.―mencioné en voz baja.―
―Tal vez... Pero deberías voltear, que ese chico no deja de
verte.
Giré la mirada un segundo al igual que las demás. La mirada
de Isaac y la mía se conectaron por un segundo y sentí el enrojecimiento en mi
cara. No por él, sino por haber caído en lo que Aline deseaba. Isaac pasó
delante de nosotros, el silencio entre nosotras se hacía cada vez más grande
hasta que él volvió a su mesa con sus amigos.
―¿Vieron eso? Mira Camille, yo tengo una corazonada,
deberías aventarte.
―Sí, hazle caso a Dorine, así como "La princesa de
Clevés", ja, ja, ja.
Todas corearon a carcajadas con el comentario de Aline, muy
fuera de lugar a mi opinión pero preferí dejarlo pasar. Sólo me sonreí y sentí
fortuna de sonido de la campana para el regreso a las clases. El resto del día
pasó normal con mis demás materias como lengua extranjera II, historia de la
lengua II, Modelos literarios, entre otras.
~
―¿Qué tal el día, hija? ¿No quieres
un poco de ensalada?
Mi mamá me cuestionó a la hora de la cena. Me encantaría
comer un poco más sano, comer cosas más ricas pero el sazón de mi mamá a duras
penas me gustaba, era insípido. A veces era chistoso que hasta el agua se le
quemara y eso era bastante decir pero hacía su mejor esfuerzo. Estábamos cenando
spaghetti a la bolognesa, un poco de pan y vino tinto.
―No, gracias mamá. Estoy bastante
llena ya.
Normalmente cenamos viendo el televisor y esa noche no fue
excepción a la regla aunque no tomaba en cuenta lo que transmitían. Me llegué a
preguntar mi vida en este momento era lo que quería, si algo más me faltaba y
sí, aquello que mortificaba en mis días, en mis noches de insomnio se relucía
en la falta de concentración de una lectura. Había algo más, algo que me
atormentaba y en esos momentos deseaba saberlo para concretar mi rumbo final.
Deseaba saber qué estaba causándome un vacío en el corazón.
- Fragmento de mi ONE SHOT "El azul es un color cálido" (Esta adaptación está basa en el filme de Abdellatif Kechiche: "La Vie d'Adèle", quien, a su vez, basó su trabajo en la novela gráfica de Julie Maroh: "Le bleu est une couleur chaude") disponible en Wattpad.