Rosas rojas,
me rozas.
Rosas y sosas,
me sonrojas.
Gloriosa diosa,
en latidos marco prosas,
gozas de las josas
y yo crezco en tu parcela, liosa.
Pecho caído cual fosa,
me induces a descender,
¿Cómo osas?
Sí sabes que serías mi losa.
Encomendada a las grosas,
suplico iluminación, nerviosa,
pido evitar la beldad dolosa.
La nobleza venenosa,
la vileza lujuriosa.
Gloriosa diosa,
en latidos roñosos y celosa,
deja de ser divina,
ahora más monstruosa.
Gloriosa diosa,
en latidos roñosos y celosa,
entre espinas, hojosa,
mi alma dejó de ser honrosa.