Mi corazón es frágil,
ilusorio a las palabras del querer.
Tu ausencia te precede,
será tu falta de interés
o tus limitantes al querer tomarme.
Me confundes.
Las velas se consumen en mis mesas;
como ellas,
lloro y dejo huella.
Las lágrimas quedan en mi rostro
tan secas como el corazón
que dice quererme
pero no viene a buscarme.
Es tan fácil para ti
decir que sí,
que siempre sí,
pero yo no acojo corazones que mienten
para hacerme momentáneamente feliz.
Me cansé de acogerte
y que nunca veles por mí.
Me cansé,
pero más me cansé de mí.
En el momento que vuelvas
sé que esta fortaleza se irá
y volveré a caer en tus brazos
como la primera vez.
Lo haré siempre que te dignes a volver.