Creeré en las imposibilidades
cuando ellas me demuestren mis errores,
que al apostarle a lo grande
me deje orgullos personales.
Será, que mi camino es tan basto
que me suelen doler los pies
cuando he caminado tanto,
y todavía falta cruzar el río al otro lado.
Será que en mis brazos hay más calcio
que en mis temblorosas rodillas,
para sostener más las tragedias
que caerme al pavimento contra ellas.
Será que he trinchado el dolor
y no me queda más que sepultarlo,
ahí donde nadie lo vea
pero que yo sepa dónde está enterrado.
Así puedo volver a mirarle
y decirme a mi misma
que lo prefiero ahí,
en vez de verlo a el mirándome desde arriba.
Será que aquí,
entre mis paredes,
trace las palabras del futuro
sin dejar de gozar este presente.
Y eso es lo que necesito,
mucha paciencia
y no rasparme más las emociones.