La vida se me ha ido en pensarte,
recordar cada momento a tu lado
y suplicar que vuelva a sentirme entre tus brazos.
La vida me ha llevado a implorar por tu regreso,
que tu partida me dejó más heridas de las que me he hecho
pero sé que me causas más daño cerca que lejos.
Sé que la vida me pinta mejor en la distancia,
que esta depresión se disipa con el pasar del tiempo,
sé que puedo crear otros lazos al quebrar nuestro filamento,
pero mis tijeras no tienen filo para cortar del hilo que aún me adhiere a ti.
Yo no sé cómo dejarte ir.
Permanezco aferrado a la trivial idea de tu regreso,
que cruzarás la calle que entronca con nuestra avenida,
quizá así concluya mi sufrimiento.
¿Por qué me engaño?
Si muy dentro, en el hueco de mi corazón,
Sé que no tienes la mínima intención de volver
aunque haya renovado el jardín con nuevas flores e ilusiones.
Sé que no tienes la mínima intención de volver
pero seguiré regando con sangre mis flores en la espera de ver morir mis emociones.
Quizá así entienda que pensar en ti antes de mi fue el error más grande que cometí.
Perspectiva de mi álter ego: Dominic Kipps.