¡Qué tal, gente bonita!
Después de una larga ausencia, vuelvo con un reto de escritura que creé en la plataforma Instagram donde varias personitas colaboraron con su talento y este vídeo es el resultado de ello.
He aquí mi primera y única frase cliché en toda mi vida de escritora, juro que será la única porque tiene un significado profundo.
Mañana será el día del cambio en donde resurgiré y seguramente varios de ustedes conmigo, que nuestras letras sean indelebles y jamás dejen de colarse por nuestras mentes.
Que nuestro arte siga vivo.
Hoy le digo adiós a esta bellísima imagen que me cubrió desde los inicios de esta cuenta, pero hay que renovar los colores, las letras, todo para trascender con ella.
Espero con felicidad que ustedes me acompañen en este nuevo camino y que conmigo sigan escribiendo.
Complejo. Así le llamaría a las presentaciones forzosas a
las que nos vemos obligados a enfrentar. ¿Qué necesidad tiene la gente de saber
de ti? ¿Acaso importa la opinión de los demás? ¿Por qué debemos hacerlas? Nunca
tendré una respuesta concreta a ello, sin embargo, debo hacerlo; así entenderán
el porqué de muchas cosas sobre mi.
Mi nombre es Camila, recién "cumplí" dieciocho
años y... Y soy un vampiro. Puede sonar ilógico a pleno siglo XXI, incluso yo
llegué a pensar que ellos sólo eran seres irreales, hasta aquel día en
Budapest. Esto mis padres lo ignoran por completo. De hecho, ellos realmente no
saben algo sobre mi y eso se debe a su interminable amor por el trabajo.
Concluyendo, mi papá se dedica a arreglar asuntos en relación al consulado
alemán mientras que mi mamá está en un congreso de bioética en Helsinki. Por
lógica, ellos no pueden estar al pendiente de mi como padres normales, pero hoy
más que nunca agradezco que no estén conmigo en la Cuidad de México.
―¿Cómo estás, Camila? ―el acento de mi papá siempre me causa
conflicto. A veces creo que es más alemán que mexicano, que quiere cambiar sus
raíces.― ¿Todo bien? Te ves un bastante pálida.
―Sí, todo en orden. Seguramente tu pantalla está mal
calibrada.
―¿Mal calibrada? ¿De qué hablas? La tecnología alemana es la
mejor de todas.
―Claro, después de la japonesa.
A pesar de tener la oportunidad de verlo cada semana por
Skype, era como no hacerlo. Mis padres se esforzaban más de lo que se notaba
para darme una gran calidad de vida pero lo que realmente yo quería era verlos
por lo menos una vez por mes, pasar un fin de semana con ellos no pretender que
somos una familia. Mi mamá era un poco más comprensiva en estas cosas, ella se
hacía más presente con llamadas o incluso, visitas sorpresas que duraban un par
de horas, pero la veía. En cambio, para mi papá era más sencillo mandarme algún
regalo de cumpleaños o navidad que pasar unos días con su primogénita. Suena
realmente duro, pero así es mi vida.
A todo esto, mi nombre proviene del latín y significa
"la que está frente a Dios". Aquella gente poseía una obsesión
tremenda con ponerle nombres a la gente debido a sus parecidos. En lo que a mi
respecta es irónico, sobre todo porque en estos momentos Dios parecía haberme
dado la espalda por completo, aunque no por decisión propia.
Tal como lo esperaba, la video-llamada tuvo que finalizar
por una llamada que recibió mi padre. En ese momento me alegré, necesitaba
descansar y reflexionar sobre lo que vendría, pero lo que más necesitaba era
tiempo. A cada minuto, a cada segundo se acercaba mi destino y a la media noche
las consecuencias de una promesa que no pude romper.
- Fragmento de mi fanfic Olfato (Adaptación de la obra de Andrés Acosta), disponible en Wattpad.
Eclipse es un poema romántico que escribí hace más de un año. Cuando lo hice, me recuerdo en la biblioteca de mi universidad antes de mis horas de la tarde. Escuchaba melodías tranquilas y de la nada me invadió una inspiración tremenda para dedicarle a mi novia, al amor de mi vida.
Al concluirlo, decir que mis ojos se inundaron de lágrimas es nada, comparado con todo lo que sentí y dejé fluir en ese escrito, nuestra verdad al toparnos en el camino.
¿Sientes eso? Ese pesar en el pecho que sin control alguno
comienza a atravesar tu piel, como si este tuviera vida propia y se propagara
sin tu consentimiento. Incluso, hasta lo permites. Hace bastante tiempo no lo
sentía, es más, había olvidado cómo era aquella sensación de dolor. Durante
estos meses he tenido problemáticas como toda persona común y corriente, que
día a día se enfrenta a la muerte, a enfermedades, pero también a la dicha de la
vida. He tenido problemas tan básicos, tan "normales", hasta cierto
punto, que no me había preocupado en volver a experimentar aquella sensación
que penetra mi pecho.
¿Cómo poder describirla? Trataré de hacerlo lo más exacto
posible.
En un inicio se crea una negación interna, uno no puede
creerlo y lo refuta al "no", permanece en un estado de shock
temporal. Lo segundo es la ausencia del aire. Este pareciera desaparecer de la
faz de la Tierra por completo, dejando privado de oxígeno hasta que poco a poco
se logra recordar cómo se respiraba, sólo que en ese instante ocurre lo peor.
Cuando el aire comienza a invadir el poco espacio que los pulmones pueden
proporcionar, al lado izquierdo comienza a crecer un tumor de dolor, un tumor
de corazón tan peligroso que hasta los médicos refutan:
Los dolores físicos son
soportables pero el dolor del alma es el que jamás se podrá curar, es el que
siempre ha de doler más. Y así es como aquel tumor maligno comienza a crecer a
la velocidad de la luz y por consecuente lleva señales hasta los lóbulos
parietales para que este dolor crezca más y deje que dependamos del goce
lastimero.
En la última fase, aquellas señales se vuelven dueños de nuestro
cuerpo y mandan las últimas que sólo pocos pueden controlar y otros simplemente
no pueden evitarlo: Las lágrimas. Aquellas que nublan la vista, saladas, pero
dejan relucir un montón de emociones internas, buenas o malas. Aquellas que
vienen de la mano con la felicidad a gran escala y con el dolor incluso
silencioso. Con el miedo y la neutralidad. Como siempre pero no hay momento en
que ellas puedan desaparecer por mucho tiempo, tarde o temprano su misión se
reluce en todos. Así es como la fase del dolor comienza en uno mismo, sea la
razón que sea así se inicia.
El verdadero problema es cómo detenerlo, cómo
dejarlo atrás para que no nos siga invadiendo.
Soy muy del pensamiento "El dolor es selectivo. Tú decides que sentir y que no" además del "No permitas que alguien te
haga sentir lo que tú no quieres", pero a veces eso no puede aplicarse.
Aunque uno lo desee o lo piense mucho para ser un escudo, una armadura de metal
indestructible, siempre habrá un momento que, hasta la persona más fuerte,
termine por explotar y deje el rastro de emociones por donde se encuentre, el
río de gotas lastimosas confundidas por la lluvia.
Realmente desconozco si han
sentido el dolor pero no creo que haya ser humano que no lo haya experimentado
en el pasado. Sí, cada uno ha tenido su nivel y razones por las cuales apareció
aquel tumor incurable aunque controlable.
Pero fríamente: Hemos sufrido mucho
más que amado o haber sido amados.