MLHornidge

¿Desde dónde (me) estoy creando?

 abril 16, 2025     labrujaqueescribe   

¿Le has puesto duda a lo que dentro de ti te dice “es por aquí”? ¿Le has puesto peros cuando tu corazón brinca de alegría, reconociendo su valor? ¿Cuántas veces te has dicho “no” por sentirte insuficiente? ¿Cuánto te has ignorado? ¿Y por cuánto tiempo…?

No sabía que estaba viviendo en piloto automático en los últimos meses. No sabía que me había puesto en pausa, pero hoy reconozco que estaba depurándome de un trauma. Es hoy cuando recuerdo las palabras de mi papá en nuestra última conversación: “nadie sabe por lo que has pasado, solo tú.” Validar tus procesos, las heridas que provienen de un trauma y el dolor que de este emana es validar tu tránsito en tu vida, en tu momento de existir. No sabía que necesitaba validarme a mí misma hasta el viernes pasado, en la luna llena.

Soy creyente de que todo movimiento astronómico tiene una gran repercusión de forma individual y de forma colectiva, pues como la luna tiene influencia en los mares y el sol provee de luz y calor para hacer a las plantas crecer, ¿por qué ellos, y el resto de los planetas, no tendrían influencia en nosotros?

Una de mis más grandes amigas, y gran maestra que admiro, me invitó a ser partícipe de un círculo de danza lunar entre mujeres. No sabía cuánto necesitaba ese espacio hasta que llegué ahí. Reconocí a varias mujeres con las que compartí otro espacio en la luna pasada de octubre; curioso hecho porque en dicha luna tuvimos los mismos aspectos planetarios de la luna de abril, pero invertidos; es decir, la luna en aries y el sol en libra. Me di cuenta de que no era un círculo ajeno, era un círculo que cerraría lo sentido y lo vivido en la luna de octubre.

Me dejé sentir.

La conexión con el cuerpo y el movimiento… ¡cómo lo extrañé! Mi cuerpo me estuvo gritando durante meses: “muévete, ve a clases de danza. Baila, siéntete, muévete”, y hasta ese momento se lo estaba dando. Me ignoré, pero no por afán de hacerme daño, no estaba preparada para ver, sentir e ir hacia dentro de mí. Esa noche lo entendí. No estaba lista.

Exploramos todos los elementos naturales, pero solo el agua me pidió ser su energía, danzar con ella. La sentí entre mis dedos, deslizándose alrededor de mí y en un instante las dos nos fundimos en un solo ser; fuimos un mismo bombeo de mi corazón y de su fluidez. Recuerdo que comenzamos a crear una vida, un reflejo de luz y agua mientras danzábamos y me atravesó un recuerdo amargo: crear desde la rabia.

En octubre y noviembre del año pasado seguí escribiendo y creando, pero desde el enojo, desde la impotencia, desde la crudeza, desde las lágrimas y desde el fuego dentro mío. Creé desde la traición. Reconocí mis palabras como un motor de crueldad al prójimo, reconocí que podía escupir, usar mi lugar seguro para repudiar, para exponer, para exhibir la traición… Y nadie lo notó. Nadie supo que me estaba desahogando contra de alguien frente de mí, frente de la amistad rota. Nadie vio que estaba ardida, aturdida, dolida y mi corazón, con su podredumbre, creaba escándalo, dolor y puñaladas en la espalda. Nadie vio que me desquité y olvidé mi propósito con mi propio proyecto: crear desde el amor.

Esa noche me pregunté al bailar “¿Desde dónde estoy creando? Porque no quiero ser esto. No quiero hacerlo, nunca más.” Nuevamente las palabras de mi papá me atraviesan mientras escribo: “nadie sabe por lo que has pasado, solo tú.” Validar mis procesos, mis heridas por el trauma y el dolor que de este emana es validar mi tránsito en mi vida, en mi momento de existir y recordé que necesitaba del llanto, del dolor, de expresar la impotencia y la traición para sanar. Necesitaba sacar las podridas raíces desde dentro, dejar que mi tierra volviera a su fertilidad para sembrar nuevas semillas; semillas de amor y compasión.

Aquel ser que creamos entre energía y agua se transformó en un capullo de luz, una crisálida lista para que la habitara. No dudé en deslizarme entre ella y la cerré, cosiéndola desde dentro. “¿Existirán las mariposas de mar?” Me pregunté en dicho momento; hoy caigo en cuenta que soy una. Deslicé mis alas marinas al danzar con la energía, reconocí al fuego que me quemó desde dentro y desde las palabras no dichas, fui capaz de transformarme al validar mi proceso, al validar mi dolor.

Aquella noche me di cuenta de la capacidad de creación que tenemos, del amor por crear o de crear por el odio. Aprendí que puedo usar ambos canales para transformarme, pero la huella que dejaré nunca será la misma, porque cada energía es diferente. Cada fragmento de lo que fui, de lo que hoy soy y de lo que seré no siempre será luminosa, apues como cualquier ser humano, experimentaré emociones que me equilibren y emociones que me desborden a fin de preguntarme y recordar: “¿Desde dónde (me) quiero crear?”

Sanar no es lineal. Sanar es ir despacio, sanar es darse el momento de respirar cuando la herida regresa y recordarla con amor cuando ya no pesa. Sanar es un proceso. Habrá días que recuerde lo mucho que lastimé y lo mucho que me lastimaron, eso no se irá nunca, pero lo que hoy puedo hacer, en una nueva posibilidad, es decidir hacía dónde y cómo moverme. Con todo y el corazón herido, con todo y lo roto y lo que fuimos… puedo decidir desde dónde (me) quiero crear.

Ese fue el más grande regalo de la noche, saber que puedo decidir más allá de la traición.



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Mi yo pequeña siempre lo ha sabido

 abril 05, 2025     labrujaqueescribe   

No recuerdo con certeza cuándo comenzó, solo sé que ahora estoy escuchando.

A inicios de enero de este año, con mi grupo de amigas artistas, comencé un diario. No es un diario común y corriente, contiene todo mi tormento emocional y el vacío de mi mente al día a día. Al diario le llamamos las páginas matutinas por el libro de Julia Cameron “El camino del artista”. En todas mis semanas hay una frase que se repite constantemente: mucha paciencia y no rasparme más las emociones. Dichas palabras son más que conocidas para mí, guardadas como un fragmento de mi misma y quizás fueron escritas para recordarme lo que siempre supe, solo debía escuchar(me) con atención.

Abril de 2020

En plena pandemia y sin la certeza de lo que a mi vida destinaría, yo escribía. Llevaba dos años que me había comprometido con mi poesía y en dicha introspección no lograba entender todo lo que plasmaba en el papel. La mayoría de las veces analizaba, bajo la lupa de la perfección, el sentido de mis palabras y el por qué las elegía. Solía juzgarlas por lo bien vestidas que se veían bailando, de chachetito con la prosa. Otras veces, como pocas, me parecían suficientes, perfectas.

El diecisiete de abril escribí un poema titulado Exequíame. Es un poema que habla sobre demostrarme mi valía y enterrar los miedos, tenerlos vigilados para no hacerme desistir de mis deseos más profundos.

Es curioso ver como después de cinco años esas palabras se reflejan en mi presente, me dejan ver todo aquello que hoy estoy transitando y que sin miedo estoy reencontrándome. Siento que la vida va de eso, de volver a uno, de ser consciente de que siempre supimos hacia donde vamos, solo hacía falta detenerse y recordar(se). Mi yo pequeña siempre lo ha sabido, desde los ocho, los quince, los veinte, hasta hoy, a los veintiocho. Siempre lo he sabido, solo hacía falta el “cómo”.

¿Cómo llego sin que duela tanto?

Escuchando.

 

Exequíame

Creeré en las imposibilidades
cuando ellas me demuestren mis errores,
que al apostarle a lo grande
me deje orgullos personales.

 Será, que mi camino es tan basto
que me suelen doler los pies
cuando he caminado tanto,
y todavía falta cruzar el río al otro lado.

Será que en mis brazos hay más calcio
que en mis temblorosas rodillas,
para sostener más las tragedias
que caerme al pavimento contra ellas.

 Será que he trinchado el dolor
y no me queda más que sepultarlo,
ahí donde nadie lo vea
pero que yo sepa dónde está enterrado.

 Así puedo volver a mirarle
y decirme a mí misma
que lo prefiero ahí,
en vez de verlo a él mirándome desde arriba.

 Será que aquí,
entre mis paredes,
trace las palabras del futuro
sin dejar de gozar este presente.

 Y eso es lo que necesito,
mucha paciencia
y no rasparme más las emociones.




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Tuve un impulso y lo quise escuchar

 marzo 30, 2025     labrujaqueescribe   

Llevo días así, escuchando. El corazón palpita profundo, casi como queriendo salirse de mi pecho porque tiene algo que decir, algo que dejar de callar, algo que dentro mío resuena pero que nadie más escucha. Tuve el impulso de escribir y aquí estoy.

Durante todo el mes de marzo he experimentado fuertes cambios dentro mío, cambios que me parecieren haber experimentado tres o cinco meses en tan solo treinta días; cada marzo me parece igual: transformador.  Hoy tuve el impulso depurativo, ¿sabes? Hoy siento la necesidad de soltarme, de bailar entre los renglones de estas inexistentes páginas para sentirme libre, para sentirme quien verdaderamente soy. Ayer impartí un taller de escritura introspectiva sobre el eclipse solar y recordé que la palabra que para mí define un cierre de ciclo es libertad; eso es lo que estoy haciendo, haciéndome libre.

Pero marzo no ha sido el mes de la tortura para mí, no. Marzo fue la sanación a todo lo arrastrado y vivido desde octubre del año pasado; el tiempo más doloroso de mi vida. Viví una pérdida, una pérdida más allá de la ruptura de una amistad, de la confianza depositada y del posible hundimiento del proyecto de mi vida… me perdí a mí misma. Esa situación puso en jaque el valor de mi persona, el valor que le doy a las cosas, el sentido de mi vida misma. Fue una situación que me exigió elegir uno de dos caminos: dejarme morir y perder todo lo que construí durante años o que me volviera valiente y defendiera lo mío a toda costa.

Antes de tomar las decisiones me sentí sola, no sabía en quién confiar, no sabía quién me estaba cuidando las espaldas con puñal en mano. No sabía quién me amaba de verdad. En ese tiempo no dejé de escribir sobre mi dolor, sobre como este sanaba y después volvía a atormentarme y de como no podía disfrutar de todo lo que noviembre simboliza para mí: un renacimiento. Cuando todo estuvo perdido para mí solo hubo una señal que no dejaba de aparecer: el Chocho, mi abuelo paterno.

Él no dejó de cuidarme, de darme guía, de darme esperanza y de enviarme lo que mayormente necesitaba: a mi papá.

Cómo te explico, lector mío, que la persona que menos esperaba estaba ahí para mí, para apoyarme, para validar que me habían traicionado y que era hora de defender lo mío. Recuerdo que mi papá me preguntó si tenía miedo. Sí, lo tuve todo el tiempo. Durante todo un mes tuve muchísimo miedo de hablar porque hablar podía detonar el fin de todo mi esfuerzo, de mi gente, pero no lograba ver que hablar era defender mis principios, era velar y albergar por lo mío, era defenderme, era ponerme en primer lugar. Lo que más necesitaba de mi papá era su fuerza, su valentía, su puntualidad al trazar límites, su valía por sí mismo… Entonces, ¿por qué me perdí antes de tiempo? Quizás no entiendas esa pregunta y no te la responderé aún pero que sepas que, el hecho de que él me haya tendido ayuda en el momento más crítico de mi vida, al momento, me reiteró una cosa: por más que tus padres te hayan hecho daño de la forma en la que lo hayan hecho, lo que necesitas integrar y aprender de ellos siempre se te dará. Es una lección inquebrantable y destinada para ti. Y yo estoy agradecida por ello.

Esa situación me hizo recordar que siempre fui valiente sólo que olvidé como usar mi voz. Olvidé cómo usar el puente más puro que existe en mí, el vehículo a todo camino, había olvidado cómo hacerlo. Y él me ayudó a recuperarlo. Al término de la confrontación, el miedo más grande que tenía, que era perderlo todo, no se dio. Jamás existió. Al contárselo a mi papá me dijo lo siguiente: “Muy bien, que bueno que están contigo. Significa que eres una buena líder y que valoran lo que haces, lo que eres. Lo peor ya pasó, ya pasó hija.” Cuando a una persona que no ha crecido con dicha valoración le brindan dichas palabras, la perspectiva cambia, porque dejas de juzgar y empiezas a entender. Y yo me doy cuenta de lo mucho que mi papá también ha cambiado para sí. Es tan humano como yo y sigue aprendiendo tanto como yo.

En el cierre de todo el trago amargo de la situación me reiteró que dolería sanar y así ha sido. Estos meses me fueron tortuosos, dolorosos, pero no solo es el tiempo el que lo cura todo, es el compromiso con uno mismo a sanar. Eso me tuve, mucha paciencia y no rasparme más las emociones. Antes de colgar con mi papá por teléfono, me dijo algo que no esperaba, que me rompió completamente: “Yo le pedí al Chocho que te cuidara, que estuviera contigo”. Él, quien estuvo acompañándome en todo ese proceso me recordó lo que ya sabía: no estoy sola, incluso ahora, que me estoy despidiendo.

Para mí, todo lo que hoy te he compartido es parte del cierre a ese ciclo porque creo firmemente que mientras más transparente eres más auténtico te vuelves, mientras más abrazas lo que realmente quieres expresar, y de la forma en que desees hacerlo, menos cargas te llevas. Te vuelves más ligero, más libre. Tuve el impulso de compartirlo justo hoy por dos grandes razones: la primera, porque ya no me duelen los nombres, ni las heridas, ni lo que pasó, recuerdo con amor lo vivido porque me hizo regresar a mí de una forma que no esperaba: a través de mis seres amados.

La segunda, y la más importante, hoy el Chocho cumpliría años.

El año pasado mi tía Miriam, mi madrina, me hizo la observación que iniciaba mi taller de tarot en su cumpleaños. No me pareció coincidencia alguna pues estaba integrándolo en mi camino. Hoy, con su guía, cierro este tormento del cual me ayudó a salir. Me parece poético como nunca estamos lejos ni somos ajenos a nuestras raíces, a nuestra gente, pero más impresionante es cuando más los necesitamos porque están ahí, en formas de números, de animales, de sueños, de mil señales; solo debes permitirte escuchar.

Y así es como me despido de este ciclo, con el impulso que me hizo escuchar.




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El mar muerto

 octubre 03, 2024     dedicatorias, escribiembre   

para Escribiembre

 ¿Cómo despedirme de mi corazón?
 ¿Cómo despedirme de lo que fue?
 ¿Cómo irme sin decir adiós?

 Hoy es el día
 y mi apego, a carne viva,
 acompaña a la nostalgia
 que no me atrevo a sentir.

 Qué difícil es despedirme
 si el azul fue mi mapa
 y la olas sus guerreros.
 Qué difícil es despedirme
 si el mar fue mi querencia
 y el cadalso su destino.

 Qué difícil es despedirme
 pero este adiós no es para siempre,
 porque siempre será hasta pronto.
 Porque siempre seré suya,
 siempre de cada nuevo viaje.

 Hasta siempre, mi quinta edición.
Como nunca (te) amé,
como siempre te recuerdo.



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Mañana mariposa 🦋

 septiembre 10, 2024     poesía, unavistaalpasado   

 Hay un nuevo cambio que aguarda por mí y lo he tomado.
 Un cambio que me dijo "sí" desde el primer día de pensarlo.
 Un cambio que sanará a mi yo adolescente,
 que evitará que vuelva a sentir miedo.
 Un cambio que prospera la vida que viene
 y que inundará de tranquilidad nuestro amargo pasado.

 Hay un nuevo cambio que aguarda por mí y lo he tomado.

 Y hoy me reitero que los sueños,
 míos o ajenos,
 se hacen realidad.

 Bonito veo el proceso de la oruga que vivía en mí. 🐛

instagram: @mlhornidge | @mar.winch

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Sin 'adioses' y hasta siempre

 agosto 07, 2024     dedicatorias, remembranzas   

    Diecinueve de noviembre de 2022 fue el día en que el nombre de Rosario Castellanos fungió dentro de la lista de Siemprevivas; el día en que todo comenzó para mí. Me sentía emocionada, con una alegría indescriptible por escribir y revivir a una de mis inspiraciones literarias, a una mujer que con cada poesía, discurso, pensamiento o diálogo, mueve todo lo que aún vive quieto en mí. Recordar sus versos, perpetuar su vida y mantener sus letras presentes me parecía una idea extraordinaria porque tendría la oportunidad de decirle al mundo lo mágica, trascendental y revolucionaria que es.

    Pero no me esperaba lo que aconteció.

    No me esperaba que más voces atravesaran mi pecho con sus historias, con sus letras, con las luchas sobre la igualdad en sus vivencias. No me esperaba que cada una de ellas pusiera un curita en mi corazón, que me sostuviera y me dijera que ningún sufrimiento es tan fuerte aunque se sienta desfallecer, pero que entre nosotras, al sostenernos, sanamos. Particularmente me pasó con Ken Bugul y Zitkala-Ša, mujeres de diferentes tiempos, con distintas historias, pero con voces y luchas que me consumieron el alma, en todo buen y mal contexto.

    Y con todo lo bueno y malo que esto dejó, hoy cierro conmigo este ciclo con Siemprevivas porque es hora de iniciar un nuevo ciclo. Verás, lector(x), cuando el corazón te pide dar un cierre es porque es hora de partir, pero ese partir no quiere decir que no has querido, disfrutado y/o vivido, quiere decir que se prepara el horizonte para un nuevo comienzo. Y eso es lo que yo siento: viene un re-comienzo.

    Cierro con un profundo amor en el corazón, por demostrarme a mí misma que buscando, y con la incertidumbre del futuro, puedo abrirme los caminos, que habrán espacios que quieran escucharme, habrán otros que quieran perpetuar mis palabras, habrán otros que lo hagan por mero compromiso, pero agradecida estoy por aprender tanto de los lugares donde se me aprecia por ser auténtica más que por lo que puedo aportar. Me llevo la incertidumbre pero el ánimo de explorar lugares desconocidos y que me arropen como suyos, me llevo tanto de cómo hacer crecer mi más grande sueño y es tan simple: compartiendo.

    Esta antología me hace sentir cerca incluso en la distancia, me hace sentir que nos conectamos a través de algo tan simple pero basto, como la historia misma. Me siento enternecida porque esto ha sido más que sólo un libro, es un pedacito de lo que hago en mi día a día: compartir letras, crear espacios femeninos y honrar a la mujer. Y eso es indescriptible para mí.

    Le agradezco a Isabel Jiménez y a Rocío Angulo, quienes se merecen el más grande mérito porque sin ellas, ni la antología ni estas palabras no podrían existir, y sobre todo a Eri Addiena, quien de inicio a fin estuvo conmigo, siendo rompecabezas de este sueño y de otros más que están gestándose. Te agradezco Eri, porque desde la escritura del poema hasta el último aplauso que recibimos, creamos algo inimaginable e inmenso, un viaje de ida y vuelta hacia nuestros corazones y sé que seguirán inspirándose porque ya sabemos el camino a trazar... Sólo faltan nuestras letras en el papel.

    La presentación más importante para mí fue el 25 de Mayo de 2024, el día del natalicio 99° de Rosario Castellanos, en la librería que lleva su nombre, y hoy, en su aniversario luctuoso, recordé cómo todo inició y cómo todo termina, recordé que los ciclos son nuevos inicios y esta aventura me deja un grandioso aprendizaje: Sólo tengo que decirME que sí. Y se hará.

Hasta siempre, queridas Siemprevivas.
Espero más colibríes de ti.

Mariana















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I can be, you can be

 junio 01, 2024     dedicatorias, writevember   

To invent to invite, that's how I found myself.

I found me in words

not written by me.

I found me by the precision

of their feels.

I found me in their courage

love and strength;

The more I read, the more I believe.


To invent to invite,

What if we explore the sea?

Let me help you free your art,

and deepen it with me,

share all your writings,

if you wish.

I'll share to you my heart today

as it I did yesterday,

as I did it two* years ago.


I'll share to you

what I invented

to heal:

Writevember*.


translation of the poem: Contigo puedo ser porque serás conmigo


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Aprendí...

 diciembre 14, 2023     escritos   

Aprendí...
 Que el amor siempre me acompaña,
 se (me) demuestra de formas únicas y extraordinarias.


 Aprendí que el amor me hace volver a mí
 y si lo doy sin miedos se regresa.


 Aprendí que vivir se trata de amar
 y cuando amamos vivimos.

Y yo... ya viví.

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